Una arritmia es una alteración del ritmo cardíaco. Este se divide en dos fases: diástole, el músculo cardíaco se relaja y la cavidad se llena de sangre, y sístole, el músculo se contrae y expulsa la sangre al torrente circulatorio, manteniendo el flujo sanguíneo y la presión arterial.

Este proceso ocurre de una manera regular y rítmica, al estar gobernado por un sistema eléctrico denominado sistema de excitación y conducción. Cuando se altera ese sistema, aparecen las arritmias o trastornos del ritmo cardíaco.

Existen dos grandes grupos de arritmias, las arritmias lentas o bradiarritmias y las arritmias rápidas o taquiarritmias. También se consideran arritmias los latidos prematuros o extrasístoles. Por su repetición, se pueden dividir en crónicas (permanentes) o paroxísticas (ocasiones puntuales).

Es crucial el correcto diagnóstico del tipo de arritmia que presenta el paciente para establecer el tratamiento más adecuado en cada caso.

Cuáles son los síntomas ? 

Pueden presentarse estos y otros síntomas (mareo, dolor torácico, pérdida de conocimiento…) o bien pasar inadvertidos y solo observarse cuando se realizan pruebas diagnósticas.

Las palpitaciones producen una sensación subjetivamente anormal de los latidos cardíacos, que pueden ser percibidos como latidos fuertes, latidos adelantados, latidos irregulares o latidos taquicárdicos.

Los síncopes son pérdidas de conocimiento debidas a la disminución del flujo cerebral. Aunque gran parte de ellos obedecen a causas distintas a las arritmias, cuando estas provocan un síncope, generalmente obedecen a una causa grave.

¿Cuáles son los síntomas más habituales?

  • Palpitaciones.
  • Mareos.
  • Síncopes (pérdida súbita y temporal de la conciencia y del tono postural, debido a una
      disminución repentina del flujo sanguíneo cerebral)
  • Dolor torácico.
  • Pérdida de conocimiento.

Cuáles son las causas?

Las arritmias se producen por un fallo en el sistema eléctrico del ritmo cardíacodenominado sistema de excitación y conducción.

Este sistema puede fallar por alguno de estos tres motivos:

  1. Uno de los mecanismos eléctricos falla por falta de generación del impulso eléctrico.
  2. El impulso eléctrico se origina en un sitio erróneo.
  3. Los caminos para la conducción eléctrica están alterados. Se produce un “cortocircuito” en el sistema eléctrico.

Tipos de arritmias 

Las arritmias se clasifican en bradiarritmias (arritmias lentas) y taquiarritmias (arritmias rápidas). 

También se consideran arritmias los latidos prematuros o extrasístoles.

Por su repetición, se pueden dividir en:

  • Crónicas, de carácter permanente.
  • Paroxísticas, si se presentan en ocasiones puntuales.

Cómo se diagnostica? 

Cuando el paciente tiene síntomas, el diagnóstico se hace generalmente por medio de electrocardiograma.

El diagnóstico de la mayor parte de las arritmias precisa de dos fases. Una, en la que se descarta la presencia de cardiopatía estructural y, otra, para la caracterización específica del tipo de arritmia.

 Una de las herramientas diagnósticas más útiles es el holter o registro electrocardiográfico ambulatorio. Se trata de una exploración incruenta y de realización muy sencilla. Consiste en el registro continuo del electrocardiograma a lo largo de un período prolongado de tiempo, habitualmente de entre 24 ó 48 horas hasta 7 días. Capta los latidos del corazón uno o más días y de esta manera se conoce el tipo y frecuencia de las arritmias.

Cuando el electrocardiograma no es suficiente, puede ser necesario un estudio electrofisiológico de la conducción intracardiaca mediante catéteres, que se introducen por una vena de la pierna. Así, se puede estudiar el tipo y mecanismo de la arritmia mediante estos electrodos en el corazón. 

Tratamiento

Los anticoagulante son sustancias que impiden el proceso de coagulación de la sangre.

Existen determinadas arritmias, como la fibrilacion auricular, que tienen riesgo de producir accidentes cerebrovasculares. Este riesgo se puede evitar mediante el uso de los anticoagulantes orales. Este tratamiento requiere controles frecuentes de laboratorio. 

La mayor complicación del tratamiento anticoagulante es la hemorragia, que está en relación con la dosis del fármaco y la edad del paciente (mayores de 75 años).

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